Lectura: Amós 9:1-6

Por un momento imagínate la siguiente escena: estas en un país diferente al que vives, y te das cuenta que te están siguiendo, sientes que todos tus movimientos están siendo controlados, tus conversaciones y chats están intervenidos, y hasta encontraste micrófonos en tu habitación.

Es como si en todo momento, alguien quisiera saber lo que haces, dices, piensas y planeas.  Estás bajo la lupa de otras personas y parece que no existiera un lugar donde esconderse.

Gracias al Señor, la mayoría de nosotros nunca sabrá que es sentirse bajo la mirada inquisidora de una persona u organización.  Pero no debemos perder de vista, que también es una realidad que vivimos cada momento bajo la mirada vigilante de Dios.  Verdaderamente, Él está atento a lo que hacemos, escucha todo lo que decimos y hasta sabe todo lo que estamos pensando.

Para los que amamos al Señor y confiamos en Él, esa es una verdad imponente y al mismo tiempo consoladora; no obstante, para los que han decidido desobedecerle, el resultado final es muy diferente.

En nuestra lectura devocional, el profeta Amós le dijo a su pueblo que Dios deseaba que se volvieran de sus pecados (Amós 5:4-15) y también les advirtió que, si se rehusaban a arrepentirse, no habría un lugar en la tierra donde se pudieran ocultar (Amós 9:1-6).

  1. Señor, perdón porque muchas veces somos rebeldes. Danos la humildad para reconocer que verdaderamente necesitamos que seas parte integral de nuestra vida.
  2. Vive hoy como si supieras que es el último día de tu vida, y cuando te acostumbres a esa realidad, verás que no es tan difícil vivir de acuerdo con la voluntad de Dios.

HG/MD

“¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿A dónde huiré de tu presencia?” (Salmos 139:7).