Lectura: Salmos 42

Cuando aparecí en un panel junto con otros afligidos padres, quedé sorprendido de cuánto aprendí de lo que escuché. Estábamos allí para ayudar a un grupo de capellanes a ministrar a los que estaban sufriendo, pero terminamos aprendiendo unos de otros.

Una mama que había perdido a su bebita por causa de la meningitis, compartió una sencilla verdad que me conmovió. Ella relató que mientras trataba de pasar por la enorme pregunta de “¿Por qué?” le habló a su papá acerca de ello. Él le dijo que una mejor pregunta sería “¿Quién?”. Le explicó que tal vez ella nunca sabría por qué su hija había sido llevada tan temprano, pero la ayuda que más necesitaba la recibiría de buscar quién es Dios en esta trágica situación.

Piensa en lo que esto significa para nosotros en nuestras dificultades. Cuando enfrentamos un dolor inesperado y preguntamos “¿Quién?” recibimos esta respuesta: “El Padre de misericordias y Dios de toda consolación” (2 Corintios 1:3). Cuando enfrentamos un período de debilidad, descubrimos que “El Señor es mi roca, mi baluarte y mi libertador” (Salmos 18:2). Cuando la impiedad de este mundo parece abrumadora, podemos saber que el “Dios de paz aplastará pronto a Satanás debajo de vuestros pies” (Romanos 16:20).

Cuando el “¿Por qué, Dios?” esté en tu corazón, pregunta más bien, “¿Quién eres, Dios?” Entonces búscalo en Su Palabra.

NPD/JDB