Lectura: Juan 14:5-11

Era tan sólo un muchacho de 13 años, pero tocaba el violín como los grandes maestros (1916-1999); una vez fue invitado a tocar con la Orquesta Sinfónica de Berlín, y junto a destacados músicos. El joven virtuoso tocó las más difíciles composiciones de Beethoven, Bach y Brahms.

Al final del concierto, cual estrella musical moderna, los organizadores del evento lo llevaron rápidamente a camerinos.  A ese concierto había asistido Albert Einstein quien, conmovido por aquella extraordinaria presentación, logró que le permitieran acceder a los camerinos, y al ver al joven violinista lo abrazo y exclamó: “Sabes, ahora sé que hay un Dios en los cielos”.

A pesar de que la belleza expresada por medio de los melodiosos acordes musicales puede ser una prueba de la existencia de Dios, la mayoría de personas necesitan más que un concierto para convencerse de que efectivamente existe un Dios en los cielos.

Para que una persona se convenza de esta realidad, es necesaria la revelación de Jesús (Juan 14:9).  Sólo al entender el maravilloso mensaje de la salvación y vida eterna que encontramos en los Evangelios, podremos llegar a entender la verdad y gracias a ello gritar con admiración: “Ahora sé que existe un Dios en los cielos”.

  1. No tienes por qué vivir sin esperanza, lee la Biblia, el mensaje de Dios para ti, ahí encontrarás las maravillosas promesas de Dios.
  2. Jesús vino a este mundo no sólo a morir por nuestros pecados, vino a mostrarnos parte del indescriptible Reino de Dios que nos espera a quienes hemos puesto nuestra fe en Él (Mateo 4:17).

HG/MD

“Desde entonces Jesús comenzó a predicar y a decir: “¡Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado!” (Mateo 4:17).