Lectura: Salmos 139:1-13

Hay una creencia muy popularizada en algunas personas, muchos piensan que se saldrán con la suya, si nadie sabe lo que hicieron.  Estas personas han olvidado unos de los tantos atributos que tiene nuestro Dios: la omnisciencia, lo cual significa que Dios está al tanto de las obras o acciones de todos los hombres.  Entonces, es absurdo pensar que podemos hacer algo que Dios no sepa.

El segundo atributo es la omnipresencia, las Escrituras presentan a Dios llenando la inmensidad; Él está presente en todas partes, y no hay ningún punto en el universo donde no esté.  Se dice que un filósofo pagano le preguntó a un cristiano: ¿Dónde está tu Dios? El cristiano contestó: Déjame preguntarte primero a ti: ¿Dónde no está?

En el Salmo 139:1-4, David expresó estos atributos de la siguiente forma: “Oh Señor, tú me has examinado y conocido.  Tú conoces cuando me siento y cuando me levanto; desde lejos entiendes mi pensamiento.  Mi caminar y mi acostarme has considerado; todos mis caminos te son conocidos. Pues aún no está la palabra en mi lengua, y tú, oh Señor, ya la sabes toda”.

Se dice que un padre y su hijo viajaban en el auto por una carretera rural; hacía mucho calor, y luego de algún tiempo conduciendo, pasaron por medio de un inmenso sembradío de sandias, las cuales se veían muy apetitosas.  El padre se detuvo y le dijo a su hijo: “Vigila que no venga nadie, mientras yo tomo una de esas sandías”, se introdujo en el plantío, tomo una de las mejores sandías, y nuevamente le dijo a su hijo: “¿Viene alguien?, mira bien a ambos lados”.  El muchacho le respondió: “Pero, papá, ¿no deberíamos ver también hacia arriba?

Es increíble, la forma en la que muchas ocasiones pasamos por alto este simple principio. En lo primero que debemos pensar cuando hacemos algo, es que hay Alguien que verdaderamente conoce en detalle lo que estamos haciendo.

  1. ¿Cómo te comportas cuando nadie más que Dios te ve?
  1. Nuestro verdadero carácter es comprobado cuando nadie nos está mirando.

HG/MD

“Tú conoces cuando me siento y cuando me levanto; desde lejos entiendes mi pensamiento.” (Salmos 139:2).