Lectura: Romanos 4:4-8

Una vez un hombre de negocios muy exitoso dijo las siguientes palabras: “Saben algo, la mayoría de religiones occidentales hablan de la venida de un Salvador.  Yo personalmente he llegado a la conclusión de que cuando te levantas en la mañana y te miras al espejo, estás mirando a tu Salvador.  Nadie más te va a ayudar, sólo tú mismo”.

Por supuesto, como creyente no puedes estar a favor de la forma de ver la vida de esta persona, ya que se encuentra en contraposición directa al Evangelio.  Cuando estudias seriamente la Palabra de Dios, descubres que el mensaje de sus páginas no tiene ninguna relación con la autosuficiencia.  El apóstol Pedro dijo lo siguiente acerca de Jesús: “Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre debajo del cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12).

El apóstol Pablo también refuerza este principio al decir en Romanos 4, que tu andar de ser por fe y no por lo que haces, solamente de esta forma puedes tener una relación constante y creciente con Dios, tal como lo indican los siguientes pasajes: “Pero al que no obra, sino que cree en aquel que justifica al impío, se considera su fe como justicia” (Romanos 4:5).  “Así que consideramos que el hombre es justificado por la fe sin las obras de la ley” (Romanos 3:28).   

Si algo debe quedarte claro, es que nadie puede salvarse a si mismo, la única manera es por medio del Hijo de Dios, quien se dio en la cruz del calvario y se levantó de la tumba 3 días después, venciendo con esto el imperio de la muerte (Hebreos 2:14).

  1. Por ningún medio, ni con buenas obras, ni con dinero, puedes ganar la salvación, sólo por medio de Jesús.
  2. Jesús se dio completo por ti para darte una vida eterna plena.

HG/MD

“Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre debajo del cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12).