Lectura: Mateo 21:1-11

A pesar de su educación, el psicoanalista de origen austríaco Sigmund Freud no pudo predecir cómo la historia se iba a desarrollar.  Cuando los revolucionarios comunistas estaban sentando las bases de la tiranía soviética sobre los cadáveres de sus propios compatriotas , Freud escribió: “En un momento en que las grandes naciones están declarando que ellas esperan encontrar su salvación únicamente mediante una firme adhesión a la piedad cristiana, la agitación en Rusia…pareciera prometer un futuro mejor”.  ¡Cuán equivocado llegó a estar este individuo!

El fracaso de Freud al predecir el futuro nos muestra el marcado contraste con los cientos de profecías cumplidas de la Biblia.  La gente puede hacer conjeturas, pero sólo Dios sabe el futuro.

Las más maravillosas profecías de la Biblia son aquellas referidas al Mesías.   El Antiguo Testamento predijo muchos detalles de la vida y la muerte de Cristo, como Su nacimiento virginal (Isaías 7,10-14), su muerte sacrificial (Isaías 53), y hasta su entrada triunfal en Jerusalén un día como hoy, Domingo de Ramos (Zacarías 9:9; Mt 21:05).

Qué maravilloso es que el Dios que sabe todo, profetizaría hasta que el Rey entraría a Jerusalén en los lomos de un pollino (asno) hace casi 2.000 años y lo más importante que también profetizara que un día volvería por nosotros (1 Tes. 4:13-18). Hasta entonces, el mismo Dios cumplidor de promesas cuidará de los que han pedido a que Cristo reine en sus corazones.

1. Dios cumplió su promesa con respecto al nacimiento del Salvador.  En esa noche maravillosa cuando Jesús vino a la tierra;  Y los mensajes proféticos escritos en la Biblia: nos cuentan que un día muy cercano vendrá otra vez para reinar como Rey de reyes.

2. El regreso de Cristo por los suyos, es tan cierto como la primera vez que vino a la tierra.

NPD/VCG