Lectura: Mateo 11:25-30

El papá de un amigo tenía un pequeño cuarto de pesas, y cuando éramos jóvenes solíamos ir a realizar unos cuantos ejercicios.  Una vez, al entrar al cuarto de pesas, encontramos al hermano pequeño de mi amigo, que en ese entonces tenía unos 8 años de edad, estaba tratando de levantar una barra con un par de pesas de 10 kilos, la cual había logrado separar unos cuantos centímetros del piso; el niño tenía una mirada que mostraba convicción para levantarla, pero su cara roja estaba diciendo otra cosa.

Al ver la situación, de inmediato decidí ayudarlo, y juntos logramos levantar el peso hasta por encima de su cabeza.  Ese levantamiento era muy sencillo para mí, pero para él resultaba ser una misión imposible.

El Señor tiene la misma perspectiva con respecto a las situaciones que te parecen difíciles de superar.  Cuando la vida te sorprende con nubes de tormenta, el Señor no se perturba por un dolor de estómago, o una discusión acalorada, y mucho menos por haber quebrado la decoración preferida, Él puede hacerse cargo de todo y por esto nos dijo: “Vengan a mí, todos los que están fatigados y cargados, y yo los haré descansar” (Mateo 11:28).

  1. ¿Sientes que no puedes resolver los problemas que te aquejan y que estás viviendo en medio de una misión imposible? ¿Piensas que ya intentaste todo y no hallas solución? Este es el momento de buscar a Jesús quien es la única solución verdadera. Acércate a Jesús en oración y permite que Él te ayude a cargar lo que te está impidiendo seguir tu camino de fe (Salmo 55:22).
  2. Sólo Jesús puede darte el descanso que tu alma necesita, porque su yugo es fácil y su carga liviana (Mateo 11:29-30).

HG/MD

“Vengan a mí, todos los que están fatigados y cargados, y yo los haré descansar” (Mateo 11:28).