Lectura: Apocalipsis 21:1-7

Decir que tenemos sentimientos encontrados implica que nos encontramos en una especie de encrucijada en la cual, tomando la decisión que tomemos, sentimos que algo no está bien, como cuando celebramos el triunfo del equipo deportivo rival del cual es fan nuestro mejor amigo.

También, podríamos ejemplificarlo de esta forma; cuando una persona quiere montar su propia empresa y le vienen dos sentimientos, uno es el miedo ante la incertidumbre y el otro es la ilusión por «lanzarse a la piscina» e invertir en el negocio.

Estas experiencias son típicas de la vida en un mundo perdido. Nuestras experiencias aquí son una mezcla de cosas buenas y malas, de alegrías y tristezas; una realidad que Salomón expresó con estas palabras: “Aun en la risa tendrá dolor el corazón y el final de la alegría es tristeza” (Proverbios 14:13). El corazón alegre suele entristecerse porque esto es lo que a veces demanda la vida.

No obstante, gracias a Dios que esta vida no es lo único que existe. Y en la que está por venir, quienes conocen a Cristo tienen una promesa: “Y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos. No habrá más muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas ya pasaron” (Apocalipsis 21:4).

  1. En aquel gran día ¡no habrá sentimientos encontrados, sino sólo corazones satisfechos con la presencia de Dios!
  2. Cuando estemos a su lado, todo lo que ahora es confuso se aclarará y toda lagrima será enjugada de nuestros ojos, ¡te esperamos pronto Señor Jesús!

HG/MD

“Aun en la risa tendrá dolor el corazón y el final de la alegría es tristeza” (Proverbios 14:13).