Lectura: Mateo 26:6-13

Ciertos nombres del pasado pueden provocar una variedad de respuestas. La mención de Hitler, por ejemplo, trae sentimientos de desprecio. Por otro lado, una gran figura histórica como Churchill trae una respuesta positiva. Incluso dentro del círculo de nuestros propios conocidos, recordamos algunos individuos con agradecimiento, mientras pensamos mal de otras personas cuyas vidas se gastaron en actividades egoístas.

En Estados Unidos existe la recordatorio para el “Día de los Caídos” donde se hace una pausa para honrar a los rindieron su vida en generaciones pasadas para lograr que hoy se disfruta.

Aunque muchos recuerdos conmovedores inundan nuestras mentes, nos damos cuenta de que el tiempo vendrá cuando cada uno de nosotros también será un recuerdo. ¿Qué harán los demás al recordar nuestras palabras y acciones, qué pensarán de nosotros?

Recientemente he leído acerca de James Lewis Pettigru. Su vida fue tan ejemplar que, después de su muerte, la comunidad construyó una tumba en su honor inscrita con estas palabras:

“Sin temor a la opinión, no fue seducido por la adulación, sin desanimarse por el desastre, se enfrentó la vida con valor y la muerte con esperanza cristiana.”

¡Qué memorial tan hermoso! Determinado por la gracia de Dios, vivió para el Señor y se entregó a las necesidades de los demás. Su testimonio se convertió en una fuente de bendición e inspiración para todos los que siguen sus pasos.
1. Si tuvieras un diario de tu vida ¿Qué habrías escrito en sus páginas? ¿Los hechos que se hicieron en nombre del Maestro? ¿Las palabras que han sido dichas a difundir Su fama?
pero lo más importante ¿qué has escrito hoy?

2. ¿En tu memorial qué escribirían? ¿Fuiste una bendición o una maldición para otros?

NPD/RWD