Lectura: Filipenses 4:10-20

Posiblemente las personas muy ansiosas o tacañas duden de la siguiente frase: “No le puedes dar a Dios, más de lo que Él te puede dar a ti”.  En la lectura bíblica que hicimos hoy Pablo agradece a los creyentes en la ciudad de Filipos,  reconoce el desprendimiento con el cual han colaborado para la obra de Dios, específicamente para sus necesidades mientras se encontraba preso en Roma.

Como evidencia de ello, les escribe con profunda gratitud, las siguientes palabras: “Mi Dios, pues, suplirá toda necesidad de ustedes conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.” (Fil.4:19)  Estas sin duda han sido unas de las palabras que más han reconfortado los corazones de los creyentes de todas las épocas.

El hecho de tener fe en Dios depositando plena confianza en Él, es una de las cosas más difíciles de hacer para el ser humano.  Desearíamos contar con la seguridad de un cheque, o de una salud inquebrantable que nos asegure el camino por el cual transitamos. Sin embargo, la fe actúa de una manera similar a un cheque si en realidad entendemos las implicaciones que tiene, ya que así como sucede con un cheque para que sea válido, debe ser emitido por alguien con suficientes fondos, en este caso Dios; nosotros sólo tenemos que endosarlo al poner nuestra firma (fe en el emisor: Dios).  Solamente de esta forma obtendremos lo que los tesoros terrenales no pueden darnos: el perdón, la paz, la esperanza y la misericordia de Dios aplicada a nosotros.

Mientras comprendamos que con Dios tenemos más que suficiente para nuestras vidas, estaremos contentos ya sea con lo poco o mucho que tengamos, tal como como Pablo lo estaba: “Sé vivir en la pobreza, y sé vivir en la abundancia. En todo lugar y en todas las circunstancias he aprendido el secreto de hacer frente tanto a la hartura como al hambre, tanto a la abundancia como a la necesidad” (v.12). Es en este contexto de contentamiento que Pablo decía estas palabras que han sido mal entendidas por muchos: “¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece!” (v.13)

  1. Al meditar en estas bellas y profundas palabras, entendemos que nunca podremos hacer más de lo que Dios ya ha hecho por nosotros.
  2. De la misma forma que Dios nos ha dado, demos generosamente a otros.

HG/MD

“Mi Dios, pues, suplirá toda necesidad de ustedes conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.” (Fil.4:19)