Lectura: Proverbios 7:1-24

Fue una tragedia terrible. Un niño de 15 años de edad, fue estrangulado por la mascota de la familia. El joven se había ido a la habitación del segundo piso para jugar con una serpiente pitón birmana de 3.3 metros. Nadie está seguro de cómo sucedió, pero la supuestamente dócil serpiente se convirtió en un asesino que se llevó la vida del muchacho.
¿Por qué jugar con una poderosa serpiente, cuando puede convertirse en una horrible causa de muerte? ¿Por qué se le ocurre a alguien traer una criatura tan potencialmente peligrosa en la casa? ¿Por qué ingresar a una casa donde sabes que existe un animal, del que conoces que el dueño no tiene control o que no está calificado para manipular?  Esta noticia es una clara advertencia del viejo  adagio: “¡No juegues con fuego!”.  Es una señal de advertencia que parpadea alarmantemente.

Esta advertencia es aun más aplicable al peligro de jugar con el pecado, y en sobremanera cuando esas advertencias van ligadas al pecado sexual, que parece que sólo da placer, sin herir a nadie.  A simple vista parece inofensivo,  pero no lo es, al dejarlo crecer, y al estar orgullosos de ello, el pecado sexual que pareciera insignificante puede convertirse en una terrible tragedia, leamos lo que dice: Proverbios 7:24-27

“Por eso, hijos míos, escúchenme y presten atención a mis palabras. No dejen que el corazón se desvíe tras ella. No anden vagando por sus caminos descarriados. Pues ella ha sido la ruina de muchos; numerosos hombres han caído en sus garras. Su casa es el camino a la tumba. Su alcoba es la guarida de la muerte.”

Como creyentes en Jesucristo, debemos controlar los impulsos de los cuales broten los deseos pecaminosos en nuestro corazón, en ese mismo momento debemos confesarlo al Señor y pedirle que nos ayude a superarlo.

  1. El jugar con un pecado tipo “mascota”, es como jugar con una mascota mortal. Tarde o temprano se volverá contra nosotros.
  2. Los pecados más mortales no saltan sobre nosotros, la mayoría del tiempo somos nosotros los que dejamos que actúen sobre nosotros.

NPD/VCG