Lectura: Romanos 16:1-16

Antes de entrar en el museo del holocausto en Jerusalén tuve que caminar por un bulevar llamado: “la avenida de los gentiles justos”.  Ese bulevar está lleno de cientos de árboles plantados en honor de personas que brindaron refugio o ayudaron de alguna manera a los judíos en la época del régimen nazi.  En la base de muchos de los arboles hay una placa de metal con el nombre de algún hombre, mujer o familia que arriesgaron su vida para ayudar a los judíos durante el holocausto.  Algunos de los nombres son conocidos: como Corrie ten Boom y Oscar Schindler.  Pero la mayoría no lo son.

Mientras caminaba por aquella avenida de recuerdos mis pensamientos se fueron a Romanos 16, donde Pablo dice que Priscila y Aquila habían arriesgado su vida por él.  Luego di gracias a Dios por los creyentes en Cristo que  han sido fieles por siglos y que han hecho tremendos sacrificios, algunos perdiendo a seres queridos o su propia vida para satisfacer las necesidades físicas y materiales de sus hermanos en Cristo.

Pocos de nosotros enfrentamos riesgos serios hoy día.  Si así fuese, es improbable que alguien plante un árbol en nuestro honor.  Con todo, oremos por tener una disposición y un deseo de apoyar hasta el sacrificio a los creyentes que luchan o sufren.

  1. Dios nos da todo lo que necesitamos; por lo tanto, demos a otros que tienen necesidad.

 

  1. No perdamos oportunidades de servir a otros.

 

NPD/DCE