Lectura: Éxodo 6:1-13
La gran mayoría de personas tenemos que trabajar con el desafío de realizar nuestras tareas diarias con recursos limitados; con menos dinero, menos tiempo, energía reducida y pocos ayudantes, pero nuestras responsabilidades no disminuyen, a veces incluso aumentan. Hay un dicho que resume este concepto: “Más ladrillos, menos paja”.
Esta sencilla pero profunda frase hace referencia al problema que los israelitas enfrentaron mientras eran esclavos en Egipto. Faraón decidió no darles más paja como una medida de presión, pero exigía que hicieran la misma cantidad de ladrillos por día. Ellos tenían que recorrer la tierra para encontrar paja, mientras los supervisores los azotaban y forzaban a trabajar más (Éxodo 5:13). Los israelitas estaban tan deprimidos y tan desanimados que no prestaron atención cuando Dios les dijo a través de Moisés: “…Yo soy el Señor. Yo los voy a librar de los trabajos pesados en Egipto. Voy a liberarlos de su esclavitud. Con brazo extendido y con grandes juicios les daré libertad” (Éxodo 6:6).
A pesar de que reusaron escuchar el mensaje de Dios, Él siguió guiando y dirigiendo a Moisés, preparándolo para hablar con Faraón. El Señor permaneció firme al lado de Israel, trabajando entre bastidores, haciendo que se cumpliera su plan perfecto, del cual nosotros somos parte. Es por ello que con constancia debemos seguir realizando el trabajo que nos toca hacer para Dios, el cual es compartir su mensaje de salvación y darle la gloria que sólo Él se merece.
- Así como los israelitas, nosotros también podemos descorazonarnos tanto que podemos dejar de lado la esperanza. Pero recordemos, en los momentos oscuros, nos consuela recordar que Dios es nuestro libertador (Salmo 40:17).
- Él siempre obra a nuestro favor, aunque no podamos ver qué está haciendo.
HG/MD
“Y a mí, que estoy pobre y afligido, ¡no me olvides, Señor! Tú eres mi ayuda y mi libertador; ¡No te tardes en responderme, Dios mío!” (Salmo 40:17).