Lectura: 1 Corintios 2:1-16

Las personas que trabajan haciendo mapas, siempre tienen algún tipo de problema para representar la redondez de la tierra en la forma de planisferio (mapa de superficie plana), algunos incluso han cometido errores a la hora de representar ciertas partes de la tierra tales como las islas, Australia o Cuba, así como la proporción de los continentes.

En ocasiones los creyentes también tenemos problemas para lidiar con la distorsión.  Al tratar de entender con nuestras mentes finitas las maravillas del reino espiritual, podemos terminar exagerando aspectos secundarios y minimizando lo que es verdaderamente importante.

En muchas de las historias del Nuevo Testamento, frecuentemente nos encontramos con el tema de la distorsión, un ejemplo es el caso de los falsos maestros que buscaban extraviar al pueblo de Dios, “Porque hay aún muchos rebeldes, habladores de vanidades y engañadores…” (Tito 1:10).  En contraposición a ello, el propósito del amor de Dios es: “el amor que procede de un corazón puro, de una buena conciencia y de una fe no fingida” (1 Timoteo 1:5).

Todo intento humano por explicar la grandeza de Dios es insuficiente, es por ello que para evitar distorsionar la verdad, debemos depender de la suficiencia de Dios y no de la sabiduría humana (1 Corintios 2:5).

  1. Dependamos más de Dios y menos de nosotros mismos.
  2. Si realmente quieres conocerle y seguirle, debes hablar con Él, leer y meditar en su palabra cada día; únete junto con otros que quieran también conocerle y comparte con otros lo que has hallado en Jesús: vida eterna.

HG/MD

“Para que su fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios” (1 Corintios 2:5)