Lectura: Romanos 6:15-23

Si lo pensamos por un segundo: Caminar sobre el agua, la resurrección de personas y la sanidad de enfermos sin el uso de la medicina, son hechos que no debieron haber pasado, la razón, porque para el mundo en general los milagros no son posibles.

Y esa es quizás una de las objeciones más comunes en la fe cristiana. Sin embargo, debemos considerar lo siguiente:

La Biblia nos indica que la naturaleza da evidencia diaria de un Creador todopoderoso e inteligente. Cuando las personas eligen no aceptar esa verdad, están cerrándole la puerta a la lógica de que un diseño perfecto requiere de un Creador Perfecto, y al hacer esto prefieren sus conjeturas llenas de fe en el objeto incorrecto, como que las leyes de la naturaleza son inflexibles y que no puede haber excepciones, lo cual es incorrecto (Romanos 1:18-25).  

Como creyentes reconocemos que las leyes naturales operan coherentemente como regla general. Pero, también creemos que las leyes de la naturaleza deben su existencia a un Creador que tiene la libertad de obrar sobre ellas (Génesis 1:1). Cuando Dios hace esto… ¡ocurre un milagro!

En su libro Milagros (Miracles), C. S. Lewis (1898 – 1963) nos comenta que un milagro es la introducción de energía sobrenatural que altera la ley natural. Señala que los milagros son acontecimientos poco comunes, los cuales aumentan con frecuencia cuando Dios quiere hacer hincapié en algo. Esto explica por qué había tantas “señales y maravillas” durante el ministerio de nuestro Señor Jesús en la tierra. Los milagros fueron dados como evidencias para revelar a Jesús como el Mesías (Juan 10:37-38).

Lewis también ve una singularidad en el “estilo” de los milagros de Jesús.  Todos los años, Dios usa la ley natural para transformar el agua en vino por medio de la fermentación de las uvas. Sin embargo, en una boda en Caná de Galilea, vemos a Dios en la persona de Jesucristo “saltarse un paso”. Por medio de un poder milagroso, Jesús convierte el agua directamente en vino sin la necesidad de una vid.

  1. Dios es el Señor de la creación, y debido a ello Él tiene toda la autoridad para implementar cambios en las leyes que él mismo creó.
  2. Dios es el centro del mayor de los milagros, el cual cambió para siempre una de las leyes más poderosas, la del pecado, con una consecuencia trágica: “Porque la paga del pecado es muerte”; pero, Él intervino en la historia tomando el lugar que merecíamos tener e introdujo el más grande milagro y pero de la historia: “pero el don de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro” (Romanos 6:23).

HG/MD

“Porque la paga del pecado es muerte; pero el don de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro” (Romanos 6:23).