Lectura: 1 Pedro 1:1-9

Algunos de los mejores sermones no han sido predicados desde un púlpito sino desde el lecho de sufrimiento de un enfermo; la enfermedad ha enseñado más verdades bíblicas que la suma de todos los seminarios teológicos.

Las personas más agradecidas que he conocido, no son aquellas que han caminado toda su vida por un sendero de rosas; sino aquellas que, debido al dolor, han estado postradas y han aprendido a depender de Dios desde su lecho de padecimiento.  Los hombres y mujeres más agradecidos por las bendiciones de Dios, son aquellos que han pasado las mayores pruebas.

En el otro extremo están las personas quejumbrosas, quienes generalmente son aquellas que tienen menos motivos o incluso ninguna razón por la cual quejarse.

La Palabra de Dios nos recuerda que, si respondemos de una forma adecuada ante las pruebas de la vida, desarrollaremos paciencia y madurez (Romanos 5:3-5; Santiago 1:3-4).  Es necesario entender que los padecimientos presentes son solamente temporales (2 Corintios 4:17-18), y que Dios los usa para nuestro bien.

  1. Así que, si estás pasando por una situación difícil, anímate, llegará el día cuando te des cuenta que todo aquello fue temporal y para tu bien (1 Pedro 1:7).
  2. Algunas de las lecciones más importantes de la vida, provienen de la escuela de las pruebas.

HG/MD

“En esto se alegran, a pesar de que por ahora, si es necesario, estén afligidos momentáneamente por diversas pruebas, para que la prueba de su fe, más preciosa que el oro que perece, aunque sea probado con fuego, sea hallada digna de alabanza, gloria y honra en la revelación de Jesucristo.” (1 Pedro 1:6-7).