Lectura: 2 Timoteo 1:1-7

Si eres como la mayoría de creyentes quienes han puesto su fe en Jesús, no tuviste muchos problemas con la lógica tras creer que Jesús es Dios, que la Biblia dice lo correcto, que eres un pecador, y que al escuchar las buenas nuevas de salvación fuiste consciente de que necesitabas el perdón de Dios.

Entendiste que Jesús tanto física como históricamente, murió en una cruz sufriendo el castigo que tú merecías, y pusiste toda tu fe y confianza en el hecho de que Él resucitó de entre los muertos.  Este sencillo acto de fe te dio la paz interior que anhelabas, y desde ese momento has vivido una relación creciente con Dios mismo.

No obstante, supongamos el escenario, en el que un escéptico muy bien instruido te desafía para que presentes evidencia sólida e histórica de la veracidad de los Evangelios. Aunque algunos creyentes pueden defender su fe muy hábilmente, quizás tal vez no seas uno de ellos, ¿significa que has creído sin razonar sobre tu fe, o que la fe cristiana no tiene argumentos que se sostengan bajo el estudio de la ciencia o la historia?

¡Por supuesto que no! Has creído porque Dios te mostró tu necesidad y ha provisto un medio de salvación para ti (Rom.10:8-17).  La paz que ahora posees viene del Espíritu Santo (Rom.8:16-17).

La responsabilidad de saber los detalles de la fe no es exclusiva de los predicadores o de los maestros en la fe, sino de todos los creyentes. Estudia Su Palabra  cada día, para que puedas transmitir conocimientos y así también otras personas puedan confiar en Jesús.  No debes frustrarte si no tienes todas las respuestas.  El mismo Dios que ayudó al tímido Timoteo a ser un buen soldado de la fe para Él (2 Tim.1:7; 2:1-4), te puede ayudar a ti también.

  1. Dale gracias a Dios por darte la capacidad de creer. Luego di a los demás lo que Dios ha hecho por ti.

 

  1. Pide a Dios que te ayude con la disciplina necesaria que todo creyente debe tener, para que cada día hables con Dios, leas Su Palabra, estudies Sus caminos, y para que junto con otros que han creído, puedas compartir lo que Dios ha hecho contigo.

HG/MD

“Lo que oíste de parte mía mediante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros” (2 Timoteo 2:2).