Lectura: Deuteronomio 18:14-22
Siempre en los inicios de año nuevo se escuchan muchas predicciones. Esta costumbre no es nada nueva; por ejemplo, en 1983 la revista US News & World Report, incluyó dentro de sus secciones un artículo titulado: “Lo que traerán los próximos 50 años”.
La sección contenía un sin número de pronósticos sobre la importancia que tendrían las computadoras en el futuro, los nuevos avances en el campo de la medicina, las facilidades y rapidez que tendríamos gracias a las nuevas formas de transporte, entre otros. El inicio del artículo decía: “La predicción es, cuanto menos, un negocio arriesgado”, luego se citaba una frase de sir Francis Bacon (1561-1626): “Los sueños y las predicciones deben servir nada más que para una conversación de invierno junto a la chimenea”.
Si bien esto puede ser cierto en cuanto a las predicciones de los hombres, no es cierto cuando nos referimos a las profecías de Dios. Podemos especular sobre lo que ocurrirá en los siguientes 12 meses, pero Dios ya nos mostró por medio de su Palabra: La Biblia, lo que con seguridad nos espera en el futuro. Esta es una verdad en la que podemos tener absoluta confianza, ya que Dios no miente ni se equivoca (Hebreos 6:13-20).
El Antiguo Testamento está lleno de profecías sobre personas, lugares, naciones y acontecimientos; incluso muchísimas de ellas ya se han cumplido con exactitud; por ejemplo, las que tienen que ver con la primera venida de Jesús, en cuyo caso la posibilidad de que se cumplieran y repitieran nuevamente en el futuro 48 de las más de 300 profecías cumplidas por Jesús, es de una en 10157(un 10 con 157 ceros), lo cual significa que es prácticamente imposible. Por otra parte, algunas profecías se cumplirán en un futuro que esperamos sea cercano.
En este inicio de año te desafiamos a dedicar más tiempo a la Biblia, estudiándola y meditando en sus verdades y el cumplimiento de sus profecías, y menos tiempo en: tus redes sociales, juegos electrónicos, partidos de tu deporte favorito o episodios de tus series favoritas.
- Pasar más tiempo con Él te garantiza conocer mejor al mayor de todos los seres: Dios, entender mejor su plan para tu vida y la de tus seres queridos, y comprender mejor tu razón de existir. Sin dudas estarás más seguro de que has escogido el mejor camino posible: a su lado.
- El mundo es cambiante, pero puedes confiar en la inmutabilidad de Dios y su Palabra.
HG/MD
“Porque jamás fue traída la profecía por voluntad humana; al contrario, los hombres hablaron de parte de Dios siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2 Pedro 1:21).