Lectura: Juan 15:9-17

La mujer había decidido ofrecer sus servicios como voluntaria un par de tardes a la semana en un lugar donde los padres dejan a sus hijos(as), mientras ellos salen a trabajar.  Ahí había conocido a un niño de 10 años quien sufría de una enfermedad incurable, y con el tiempo entablaron una bonita amistad.

Un día el pequeño llegó con unas hojas de papel escritas por ambos lados y le dijo: “Quiero que cuando muera, le entregues a mis papás esta lista con todas las cosas divertidas y momentos de alegría que tuvimos”.  La mujer se quedó asombrada por lo que este niño cercano a la muerte le dijo que hiciera, aun en su condición estaba pensando en el bienestar de los demás.

Con el tiempo, la mujer tuvo que entregar aquella lista de alegrías a los padres de aquel niño que había partido; con el tiempo, también la mujer hizo su propia lista de alegrías para sus seres queridos, y descubrió que al inicio era un poco difícil realizarla, pero a medida que avanzaba, sus momentos de gozo, risa y satisfacción, empezaron a fluir y su lista comenzó a crecer.

No hace falta que estemos al borde de la muerte para crear nuestra lista de alegrías, y más si en nuestra vida tenemos la mayor de las alegrías, contar con Jesús como nuestro Señor y Salvador.

No importa cuales sean nuestras circunstancias, mientras el mismo Jesús enfrentaba su momento de agonía, tuvo un espacio para el gozo: “Estas cosas les he hablado para que mi gozo esté en ustedes y su gozo sea completo” (Juan 15:11).  El gozo es el generoso regalo de Dios para todos los que hemos depositado nuestra confianza en Él.

  1. Si quieres multiplicar tu gozo cuenta tus bendiciones.
  2. Y ¿por qué no inicias tu propia lista de alegrías hoy? Este puede ser un buen recordatorio del amor de Dios cuando vengan días complicados y cuando tan sólo quieras decir gracias Señor.

HG/MD

“Estas cosas les he hablado para que mi gozo esté en ustedes y su gozo sea completo” (Juan 15:11).