Lectura: Salmo 19:1-7
Es una experiencia sobrecogedora poder observar un eclipse total de Sol. Por unos minutos nuestra estrella se oculta detrás de la compañera de nuestro planeta, la luna, y esto produce una penumbra inquietante que hace que los animales busquen sitios para dormir, y en la fase cuando alcanza su totalidad, es el único momento en el cual podemos apreciar al sol directamente con nuestros ojos. Si quieres ver el próximo eclipse de este tipo, tendrás que esperar hasta el 2 de julio de 2019: tendrá una duración máxima de 4 minutos y 32 segundos, y sucederá sobre el Océano Atlántico en Chile y Argentina. El siguiente será el 14 de diciembre de 2020: tendrá una duración máxima de 2 minutos y 10 segundos y se verá en Chile y Argentina.
Esta previsibilidad en los eclipses también ocurre con los cometas, por ejemplo el retorno del cometa Halley será el 28 de julio de 2061, esto claramente nos muestra el orden que existe en el universo. Si no fuera por la serie de leyes establecidas que gobiernan el movimiento de todas las cosas en el cosmos, tales predicciones no podrían hacerse.
Estos eventos no pueden considerarse situaciones que se producen por azar o casualidad, entonces ¿podemos ver la mano de Dios en estos eventos de la astronomía? Al leer Jeremías 33:25-26, podemos apreciar la estrecha relación entre Él y su pueblo como resultado del pacto establecido con ellos, y para expresarlo emplea una analogía basada en una verdad científica. En efecto, Dios dice que las leyes del universo que Él estableció, “las leyes del cielo y la tierra”, son tan seguras como las promesas que pactó con su pueblo.
- Las leyes de Dios han gobernado nuestro mundo y universo desde su creación, y siguen haciéndolo con una previsibilidad asombrosa. Así que, anota en tu calendario la próxima vez que pasarás tiempo con el asombroso y maravilloso Dios que controla nuestro mundo.
- Las maravillas de la creación revelan que Dios está activo y presente en nuestro mundo.
HG/MD
“Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos” (Salmos 19:1).