Mártires de la fe
Raju Saha, Terai, Nepal.
Raju Saha tiene 21 años y es miembro de una familia numerosa. Su padre es granjero. Y pertenece a la comunidad Madhesi. En Nepal, los Madeshi, son conocidos por tener una profunda fe en la religión hindú y en sus rituales. La mayoría son personas sin educación, viven en situaciones complicadas de vida, no tienen fácil acceso al agua potable y la atención médica es insuficiente.
En un momento, algunos creyentes visitaron su aldea y compartieron el evangelio. Mientras compartían el evangelio, Raju Saha, escuchó con atención y quedó con la inquietud de las implicaciones de seguir a Jesús, ya que había mucha presión de su familia, por mantener su fe en el hinduismo.
No obstante, luego de algunos meses, tomó la difícil decisión de aceptar a Jesucristo como su Salvador personal. Ninguno de su familia supo en ese momento que había hecho esa decisión.
En secreto, solía asistir a los servicios de una iglesia local que había en su comunidad, pero este secreto no por mucho tiempo, ya que luego de unos meses su hermano mayor descubrió su nueva fe. De inmediato, su familia se puso en contra él, ya que parte de sus creencias indican que si alguien abandona su fe hindú, esto afectaría a la familia en general, por lo que su hermano mayor tomó la decisión echarlo de su casa.
Cinco meses luego de lo sucedido, Raju intentó regresar a su hogar, pero su familia no le recibió de la mejor forma y no querían ni siquiera hablar con él, logró soportar esta situación por una semana, pero un día, mientras leía la Biblia en casa, su hermano le arrebató la Biblia de la mano y la quemó en el basurero y su hermano le dijo: “¿Por qué regresaste? Sal de la casa y quédate en la iglesia o con tu pastor.” Al día siguiente él volvió a dejar su casa.
Actualmente Raju sigue esforzándose en un trabajo que consiguió trabajo y trata de superarse estudiando. A pesar de estar pasando un momento muy difícil en su vida, nunca abandonó su fe, a pesar de la persecución que sufre, y su deseo de compartir con otros su fe no se detenido, además está intacto su anhelo de alabar el nombre de Jesús, y por supuesto continúa asistiendo a su iglesia local.
Recordemos orar por Raju, por sus necesidades de trabajo y educativas, ya que su familia no lo apoya y para que siga creciendo en la fe.
Fuente: La Voz de los Mártires