Lectura: Nehemías 4:1-10
Había un conocido boxeador que usaba muchas tácticas para vencer a sus oponentes en el cuadrilátero, y de las más populares era la provocación.
Usaba frases como: “¿No puedes golpear más fuerte?, No me duele ninguno de tus golpes”. Esto hacía enfurecer a sus contrincantes quienes se descontrolaban de tal forma, que gastaban sus energías en golpes con poco sentido, entonces al ver que no lograban derribarlo perdían la confianza en sí mismos; su nombre era: Mohamed Ali.
Y es que en verdad esta es una táctica muy antigua que también fue usada en los tiempos de la reconstrucción del muro de Jerusalén. Los enemigos de Nehemías insultaban y se reían del trabajo que estaban haciendo, decían que hasta un zorro podría derribar el muro (Nehemías 4:3).
Uno de sus enemigos llamado Tobías, les decía palabras de desaliento a los obreros para debilitarlos emocionalmente. Lo mismo hizo Goliat con David, al despreciar la sencilla honda y las piedras del muchacho (1 Samuel 17:41-44).
Ciertamente, un comentario desalentador puede llegar a ser un arma mortal. En el caso de Nehemías y los constructores nunca se rindieron ante las burlas de Tobías, tal como David se resistió a las provocaciones diabólicas de Goliat. Estos hombres se concentraron en Dios y en Su ayuda sin prestar atención ni dar importancia a las palabras desmoralizantes; fue así como pudieron finalizar la tarea y conseguir sus objetivos.
- La provocación puede venir de parte de cualquiera, incluso de los que están cerca. Responder de forma negativa sólo agota nuestra energía, no hagas caso a estas diabólicas intenciones, pide al Señor que te brinde Su aliento y continúa tu camino de fe.
- Dios nos alienta con sus promesas. Él nunca nos abandonará (Salmo 9:10; Hebreos 13:5) y nos invita a confiar en su ayuda (Hebreos 4:16).
HG/MD
“Acerquémonos, pues, con confianza al trono de la gracia para que alcancemos misericordia y hallemos gracia para el oportuno socorro” (Hebreos 4:16).
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