Lectura: Mateo 10:16-25

Algunos creen que una persona fuerte es aquella que nunca muestra debilidades en su carácter y acciones, pero al analizar esta afirmación podemos ver que es una mentira, nadie puede mantenerse todo el tiempo sin fallar, así que una mejor definición de una persona fuerte es: aquella capaz de mezclar la firmeza de la mente con la ternura del corazón.

El Señor Jesús por supuesto sabía esta realidad y es por eso que durante su ministerio les enseñó a sus discípulos que enfrentarían un mundo difícil, a hombres fríos y arrogantes, endurecidos por la ambición o los golpes de la vida; pero también sabía que encontrarían personas que necesitarían ser fortalecidas debido a los problemas que enfrentaban en su vida diaria.

Es por esto que les dijo: “He aquí, yo los envío como a ovejas en medio de lobos. Sean, pues, astutos como serpientes y sencillos como palomas” (Mateo 10:16).

Esta comparación era y es muy fácil de comprender, pero difícil de aplicar, ya que requiere combinar la astucia de la serpiente, con la ternura de la paloma. Una mente disciplinada se consigue teniendo hábitos constantes que nos permitan desarrollar un pensamiento profundo y una capacidad de juicio que busque siempre la verdad, mientras que al mismo tiempo necesitamos ser dadivosos, desprendidos con nuestro tiempo, mostrando amor aun a quien no creemos que lo merece, como las bellas flores que brotan de un espinoso cactus.

Dios es el ejemplo perfecto de esto debido a que es justo y tuvo que castigar a Israel por su corazón desobediente. Pero también es un Padre perdonador que está lleno de un gozo inefable, como cuando el hijo pródigo regresa a casa.  

  1. Evaluemos nuestra vida, ¿necesitamos fortalecer nuestra mente o suavizar nuestro corazón? Esa es la mezcla que más se parece a Jesús.
  2. Servimos a un Dios que tiene esta mezcla perfecta. 

HG/MD

“He aquí, yo los envío como a ovejas en medio de lobos. Sean, pues, astutos como serpientes y sencillos como palomas” (Mateo 10:16).