Lectura: Romanos 15:1-7
Florence Margaret Martus (1868 – 1943), también conocida como «la chica que saludaba», se encargó de saludar de manera no oficial a todos los barcos del mundo entero, que entraban y salían del puerto de Savannah, Georgia, a través del río Savannah, entre 1887 y 1931. Ella usaba un pañuelo durante el día y un farol en la noche.
En 1972, se erigió una estatua de Florence y sus fieles perros, obra del escultor Felix de Weldon, en el parque Morrell, en la histórica ribera del río Savannah, dando permanentemente la bienvenida a los barcos que ingresan junto con sus viajeros y tripulantes.
Las bienvenidas siempre transmiten un sentimiento de aceptación. En Romanos 15:7, Pablo les dijo a sus lectores: “recíbanse unos a otros como Cristo los recibió para la gloria de Dios”. El apóstol tenía muy clara la manera en la cual debemos tratarnos mutuamente como seguidores de Cristo, esto debido a que anteriormente él los desafío a vivir en armonía unos con otros. La clave es tener “el mismo sentir los unos por los otros según Cristo Jesús para que, unánimes y a una sola voz, glorifiquen al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo” (Romanos 15:5-6).
- Tratar bien a los demás creyentes en Cristo no sólo demuestra que nos amamos unos a otros, sino que también refleja el gran amor de Aquel quien nos dio la bienvenida a su familia para siempre.
- No olvides que creyentes y no creyentes siempre están mirando la forma en que te comportas, entonces recuerda tener siempre un buen testimonio ante todos, recuerda saludar a todos amablemente.
HG/MD
“Su amabilidad sea conocida por todos los hombres. ¡El Señor está cerca!” (Filipenses 4:5).
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