Lectura: Génesis 12:10-20

La Palabra de Dios no un escrito sobre personas sin defectos; por supuesto a excepción de Jesús.  De inicio a fin con un trasparente detalle, la Biblia nos presenta los errores cometidos por las personas que encontramos en sus páginas.

Veamos algunos ejemplos. Adán y Eva no obedecieron las solicitudes específicas de Dios (Génesis 2: 15-17; 3: 1-7). Abram mintió sobre su relación con Sarai (Génesis 12: 10-20). Moisés se enojó y golpeó la roca mostrando desobediencia a Dios (Num. 20: 7-12).  De manera terrible David cometió adulterio y para empeorarlo todo, tramó un asesinato (2 Sam. 11 a 12). Salomón empezó bien, pero se apartó de Dios durante un tiempo (1 Rey. 3: 5-9; 11: 1-43).  Pedro negó conocer a Jesús (Mt. 26: 69-75) y así podríamos seguir citando muchos más.

El escrito bíblico es honesto al mostrar los problemas de las personas descritas en sus páginas, ellos y ellas se muestran tal y como fueron, y nos recuerda lo que un humorista dijo: “Debes aprender de los errores de otros.  No puedes vivir el tiempo suficiente como para que estos te sucedan a ti”.

Las vivencias quedaron registradas como una forma de enseñanza para el futuro; registran las acciones pecaminosas de muchas de sus figuras clave.  Y como lo indica el antiguo refrán: “Aquellos que no aprenden de la historia, están condenados a repetirla”, lo cual también aplica a las historias contenidas en la Biblia.  Al ver los errores cometidos por las personas registradas en la Biblia, podemos pedirle al Señor que nos proteja de cometer errores similares.

  1. La Palabra de Dios está repleta de ejemplos y enseñanzas sobre la forma de cómo evitar todas las trampas del enemigo; aprendamos de sus historias y apreciemos sus principios, la Biblia es una herramienta perfecta para enfrentar nuestras luchas y batallas cotidianas.
  2. Lee la Palabra de Dios, es el inicio del camino a la sabiduría a partir del perdón que encontramos en ella.

HG/MD

“Bienaventurados los que guardan sus testimonios y con todo el corazón le buscan” (Salmos 119:2).