Lectura: Éxodo 35-30-35

Un día un amigo me dijo: “¿por qué te gusta sembrar plantas con flores?, no se pueden comer y la mayoría de las flores son muy pasajeras”.  La persona que me preguntó esto es un ingeniero que, por su formación, le gusta entender cómo funcionan las cosas, valorando más la función que la forma y la utilidad por encima de la estética.

Esto me hizo reflexionar en los diversos dones y habilidades con los que nos ha provisto el Señor, por ejemplo, quienes son buenos con los trabajos mecánicos diseñan máquinas que nos hacen más fácil nuestra vida.  Sin embargo, no debemos olvidar que el Señor también creó artistas, quienes con sus obras de arte adornan muchos de los espacios donde vivimos y nos desarrollamos.

Al pensar en el arte de la adoración, casi que inmediatamente nos transportamos a la música, pero debemos quitar de nuestra mente esa preconcepción, existen muchas formas en las cuales podemos dar gloria a nuestro Señor; por ejemplo, en la Biblia encontramos el caso de Bezaleel, a quien muchas veces pasamos por alto en nuestras lecturas, él fue el principal artesano del Tabernáculo (Éxodo 35:30-35), Dios lo usó para embellecer aquel lugar donde habitaba su presencia.

Cuando el Espíritu Santo, mueve los corazones de las personas con habilidades artísticas, puede usarlos para que, a través de sus hermosas creaciones, nos den testimonio de la grandeza y la creatividad de nuestro Señor, el Artesano Divino.

  1. Aun la flor más simple es un reflejo del poder y la creatividad del Señor.
  2. Hagamos todas las cosas para la gloria de Dios.

HG/MD

“Entonces Moisés dijo a los hijos de Israel: Miren, el Señor ha llamado por nombre a Bezaleel hijo de Uri, hijo de Hur, de la tribu de Judá, y lo ha llenado del Espíritu de Dios, con sabiduría, entendimiento, conocimiento y toda habilidad de artesano, para hacer diseños artísticos y para trabajar en oro, plata y bronce, en el tallado de piedras para engastar, en el tallado de madera y para realizar toda clase de labor artística” (Éxodo 35:30-33).