Lectura: Salmo 42:1-11

Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Minnesota, descubrió que casi el quince por ciento de los jóvenes estadounidenses, pensaba que era “sumamente posible” que murieran antes de cumplir 35 años.  Asimismo, era más probable que las personas que tenían esta perspectiva pesimista, se involucraran en actividades temerarias.

La Dra. Iris Borowsky, autora del estudio publicado en la revista Pediatrics [Pediatría], dijo: “Estos jóvenes arriesgan la vida porque sienten que no tienen esperanza y suponen que no hay nada que perder”.

Durante los últimos años todos hemos pasado por situaciones complicadas y nadie es inmune a sentirse desesperanzado. Los Salmos expresan constantes ruegos pidiendo ayuda cuando la vida parece oscura.  Por ejemplo, Salmo 42:5 nos dice: “¿Por qué te abates, oh alma mía, y te turbas dentro de mí? Espera a Dios, porque aún le he de alabar. ¡Él es la salvación de mi ser y mi Dios!”. En un desafiante paso de fe, el salmista insta a no olvidarnos del Señor, quien nunca nos abandonará.

Curtis Almquist escribió lo siguiente: “¡La esperanza se alimenta de la presencia de Dios! … ¡También se abastece con el futuro que el Señor tiene preparado para nuestra vida!”

  1. Si estás pasando por una situación complicada, nunca olvides que el Señor está siempre presente para ayudarte y guiarte por el buen camino.
  2. ¡En Dios, siempre hay esperanza!

HG/MD

“¿Por qué te abates, oh alma mía, y te turbas dentro de mí? Espera a Dios, porque aún le he de alabar. ¡Él es la salvación de mi ser y mi Dios!” (Salmo 42:5).