Lectura: 2 Timoteo 3:13-17
Tengo un amigo que literalmente puede arreglar cualquier cosa que le lleven para reparar o reconstruir, desde niño tuvo una curiosidad natural por ver como funcionaban las cosas y como mejorarlas, pero tenía un problema que le impedía mejorar sus maravillosas habilidades, las herramientas con las que contaba ya estaban viejas y rotas; es por esta razón que un día tomé parte de mis ahorros y le compré una muy buena caja de herramientas, mi amigo no sabía para que servían más de la mitad de ellas.
Al abrir el regalo, sus ojos empezaron a brillar como estrellas, mientras examinaba las herramientas les daba vueltas, las probaba y pronto empecé a ver que estaba completamente emocionado, y un par de lagrimas salieron de sus ojos agradeciéndome por el regalo que no esperaba.
Al tiempo volví a verlo y me enseñó su último proyecto, y me dijo muy alegre: “No hay nada más satisfactorio que tener las herramientas adecuadas para hacer el trabajo que te apasiona”. Luego me dijo, esto también se aplica a la vida espiritual: “Sé dónde puedo encontrar la herramienta adecuada para cada trabajo de mi vida: En la Biblia.”
Uno de los oficios que tenía el apóstol Pablo era ser fabricante de tiendas (Hechos 18:3), y por supuesto también era maestro constructor del reino de Dios (1 Corintios 3:10). Para ambos oficios sabía cuál era la caja de herramientas adecuada que debía utilizar; para su oficio espiritual entendía plenamente que en la Biblia encontraría todo lo necesario para su labor, es por ello que como leímos en nuestra lectura devocional en 2 Timoteo 3:16: “Toda la Escritura es inspirada por Dios y es útil para la enseñanza, para la reprensión, para la corrección, para la instrucción en justicia”. Es indispensable acudir cada día a las escrituras para estar preparados para toda buena obra (Efesios 2:10).
1. Cada día necesitas abrir la caja de herramientas que Dios te ha provisto, sólo así podrás experimentar la profunda satisfacción que se produce al hacer un trabajo bien hecho.
2. La Palabra de Dios es todo lo que tenemos para hacer todo lo que Dios quiere que hagamos.
HG/MD
“Toda la Escritura es inspirada por Dios y es útil para la enseñanza, para la reprensión, para la corrección, para la instrucción en justicia” (2 Timoteo 3:16).