En una ocasión cientos de Biblias fueron quemadas por las autoridades chinas en la plaza principal de Chun King. Siendo la Biblia un libro grueso necesita bastante tiempo para quemarse, puesto que el aire difícilmente penetra entre sus centenares de páginas. De esta manera, uno de los espectadores consiguió arrancar una página de una de las Biblias que estaban consumiéndose por el fuego.

Durante varios años, la congregación clandestina cristiana de la ciudad de Chun King fue privada de sus Biblias, sin embargo, pudieron sacar numerosas enseñanzas de la lectura de esa única página rescatada del fuego. ¿De cual página se trataba? Se trataba de Mateo capítulo 16, donde Jesús dice: «Sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.» Estas palabras de Jesús revelan una gran verdad: la Biblia y los cristianos nunca podrán ser extinguidos de la faz de la tierra. Pensar que la Biblia y los cristianos tuvieron muchos enemigos a lo largo de la historia, empezando por los emperadores romanos, los países islámicos, los gobiernos comunistas, y los filósofos ateos. Sin embargo los imperios caen, los gobiernos cambian, pero la Biblia y los cristianos permanecen firmes a pesar de las persecuciones, las burlas y los ataques.

Con la razón la misma Biblia dice en 1 Juan 5:4-5: «Esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?»

La Biblia un tesoro

A fines del siglo XIX un misionero cristiano había vendido una Biblia en una aldea de Polonia. Al regresar a aquella aldea unos tres años más tarde tuvo la alegría de hallar por lo menos unas 200 personas, las cuales habían recibido a Jesús en su corazón, con tan sólo leer la Biblia. Como poseían un solo ejemplar de la Biblia, los aldeanos habían decidido quitar la cubierta del libro y dividir la Biblia en numerosas porciones, las cuales se pasaban unos a otros por turno, para que todos pudieran leerla. Muchas páginas de la Biblia habían sido copiadas y otras, fueron aprendidas de memoria.

Como el misionero ignoraba esto, reunió a los aldeanos con el propósito de enseñarles a memorizar algunos versículos importantes. Para su asombro pudo comprobar que los aldeanos ya sabían de memoria muchos de los versículos que él pretendía enseñarles.

Estos aldeanos polacos habían abierto sus corazones a la Palabra de Dios.

Pregunta, ¿Es usted receptivo y abierto a la palabra de Dios? ¿Dedica un tiempo diario a la lectura de la Biblia?

Salmo 119:11 dice «En mi corazón he guardado tu palabra para no pecar contra Dios.»

Salmo 119:105 dice: «Lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera a mi camino.»

Salmo 119:103 dice: «¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras!»

Recuerda, de nada sirve tener una Biblia guardada en la biblioteca si no se la abre para leer y meditar en ella.

Colaboración de:

Recopilado y editado por: Mario Rodríguez

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