Lecturas: Jeremías 52; Lamentaciones 1 – 2.
La ciudad era un símbolo de la relación especial entre Dios y Su pueblo. Dios había hecho una promesa a David: Que él y sus descendientes reinarían en Jerusalén (2Sam. 7:11–16; Sal. 2). David se había encargado de hacer más grande y populosa, tanto a la ciudad, como a la nación; además Salomón la había embellecido con el más bello de los tres templos que se construyeron en ella (1Rey. 5–8). Ahora la ciudad está en destruida. Para Jeremías debió haber sido terrible ser testigo de esto.
Los eventos de la conquista y el cautiverio son tan importantes para Israel que se repiten en 2 Reyes 25, 2 Crónicas 36, Jeremías 39, Ezequiel 12. El libro de Lamentaciones se escribió para recordarlos. Necesitamos aprender de las derrotas. En Lamentaciones a la ciudad de Jerusalén se le personifica comúnmente como una mujer, y también se le llama Sión.
1. Sedequías tuvo muchas oportunidades de evitar todo lo que sucedió. ¿Por qué crees que no se arrepintió y buscó a Dios como lo hizo Acab en Israel y Manasés en Judá? Hay una profecía en Ezequiel 12:1-16 que se cumplió, ¿Cuál es?
2. Lamentaciones es poesía escrita en versos que comienzan con las 22 letras del alfabeto hebreo en los primeros cuatro capítulos. ¿Cuáles son las palabras claves que se repiten mucho? ¿Qué aprendes de estas palabras?
3. ¿Cómo se revela Dios en este momento de catástrofe nacional? ¿Cuál es la causa de la destrucción?
4. Desgraciadamente Israel volvió a ser destruida y llevada al cautiverio por los romanos en el 70 d.C. ¿Por qué volvió a suceder esta tragedia? (Mateo 24:1,2)