Lectura: Proverbios 12:17-22

Luego de un accidente de tránsito muchas personas activan su imaginación; a continuación, compartimos algunas explicaciones que las personas envían a las compañías de seguros:

  • Un auto invisible salió de la nada, golpeó mi auto y luego desapareció.
  • Yo conducía bien, sólo había tomado una pequeña copa de vino, y creo que me dormí un par de segundos y cuando desperté, estaba en medio del bosque al lado del camino, con siervo a mi lado que me miraba como diciéndome: bienvenido a mi casa.
  • El peatón no tenía ni idea de la dirección en la cual quería ir, por eso lo terminé golpeando, pero muy levemente, tan sólo tuvo que estar en el hospital un mes.
  • El poste de electricidad se acercaba rápidamente, intenté quitarme de su camino, pero finalmente no pude.
  • La otra persona tuvo la culpa, yo le grité para que se quitara del frente, pero él no quiso hacer caso, y por eso tuve que golpear su auto con mi auto, para llamar su atención.

Estas excusas quizás nos pueden hacer sonreír por un momento, pero luego de eso, nos recuerdan lo mucho que estamos tentados a mentir e inventar argumentos con tal de ocultar los hechos verdaderos, sobre todo cuando nos conviene.  El libro de los Proverbios nos lo indica de la siguiente manera: “Los labios mentirosos son abominación al Señor” (Proverbios 12:22).

Como creyentes debemos ser valientes y enfrentar las consecuencias de nuestros actos, aunque no nos gusten, y la única forma de fortalecer nuestra alma es crecer en nuestra relación con Dios, tal como lo escribió Juan: “…si ustedes permanecen en mi palabra serán verdaderamente mis discípulos; y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres” (Juan 8:31-32).

  1. Una mentira es el intento cobarde de ocultar un problema.
  2. Siempre será mejor la verdad dura y confrontativa, que la blanda y destructiva mentira.

HG/MD

“Los labios mentirosos son abominación al Señor, pero le agradan los que actúan con verdad” (Proverbios 12:22).