Lectura: 2 Corintios 4:7-18

Hace algún tiempo un buen amigo creyente se quedó sin trabajo debido a que el lugar donde trabajaba cerró sus puertas porque se retiraban del país.

Como se imaginarán mi amigo estuvo desempleado durante bastantes meses, buscaba diligentemente oportunidades, se presentaba a entrevistas, oraba, también les pedía a otros que oraran por él, pero el ansiado trabajo no llegaba.

Durante ese tiempo de prueba, él y su familia siempre vieron la mano de Señor proveyendo sus necesidades de maneras inesperadas, pero en ocasiones su fe fluctuaba pensando en que no encontraría un trabajo.

Finalmente, luego de más de un año buscando trabajo, le dieron la oportunidad de hacer una prueba posterior a haber pasado por un largo proceso de selección.  Más tarde su esposa me dijo: “No cambiaríamos esa dura experiencia por nada. Hizo que nos acercáramos más el uno al otro y al Señor”.  Al finalizar este proceso, tanto amigos como hermanos en la fe, nos alegramos y dimos gloria a Dios por sus maravillosas bendiciones, ya que nos permitió formar parte de su gracia al ayudarles en la medida de nuestras posibilidades.

El apóstol Pablo también deseaba que la iglesia de Corinto experimentara lo que él estaba viviendo día a día, su gracia misericordiosa, para que como él también vivieran la: “gracia por medio de muchos, abunde la acción de gracias para la gloria de Dios” (2 Corintios 4:15).

Sus pruebas eran tan fuertes que muchas veces estuvo atribulado en todo, en apuros, perseguido y derribado (vv. 8-9). Sin embargo, instaba a la gente a no desanimarse a causa de los problemas (v. 16), sino a confiar en el Señor. Durante nuestras dificultades, podemos acercarnos más a Dios y a los demás, tal como les sucedió a mis amigos, y el Señor será alabado por su gracia.

  1. Lo que buscan finalmente las pruebas es que comprendamos que necesitamos su ayuda y que sin Él nada somos.
  2. Podemos ser un instrumento de la gracia de Dios en la vida de otras personas, sólo debemos estar dispuestos a ser la respuesta que alguien tanto espera y ser de bendición para su vida.

HG/MD

“Por tanto, no desmayamos; más bien, aunque se va desgastando nuestro hombre exterior, el interior, sin embargo, se va renovando de día en día” (2 Corintios 4:16).