Lectura: 1 Corintios 10:1-12
La franquicia de Hollywood “Una noche en el museo”, nos narra las graciosas aventuras de un guardián en un museo de historia natural; la historia gira en torno a una tabla especial la cual logra que las figuras de cera y otros materiales, cobren vida durante la noche. Lógicamente todo esto se trata de pura fantasía.
Inspirados en esta película, los directores de un museo real, crearon una experiencia similar. El personal interpretaba figuras históricas como: caballeros con armadura, soldados romanos, etc. Cuando los niños llegaban, se sorprendían al ver que los personajes les hablaban y les contaban historias que había experimentado el personaje a quien interpretaban. Al hacerlo, la historia cobraba vida para ellos.
Sin duda, los niños no tienen por qué aburrirse con la historia. Esto es especialmente verdadero, en cuanto a las historias bíblicas. Por ejemplo, veamos la historia de David, el más pequeño de los hermanos, quien con ayuda de Dios derrotó a un gigante armado de una onda con 5 piedras, fue fugitivo de un rey que quería matarlo, fue proclamado Rey, un gran guerrero que vivió mil aventuras en su larga vida.
Otro ejemplo es Moisés, cuando era tan sólo un bebé escapó de la muerte, vivió 40 años en un palacio egipcio, tuvo un desafortunado encuentro con un hombre que maltrataba a su pueblo, tuvo que escapar al desierto y allí Dios mismo habló con él, Dios lo usó y fue testigo de las 10 plagas que permitieron a su pueblo salir de la esclavitud, escribió los Diez Mandamientos. ¡Cuántos elementos emocionantes y hechos históricos para enseñarles a los niños acerca de Dios!
Pablo nos exhorta a que tengamos siempre presente estas historias bíblicas: “Estas cosas les acontecieron como ejemplos y están escritas para nuestra instrucción, para nosotros sobre quienes ha llegado el fin de las edades” (1 Corintios 10:11).
- ¿Por qué no separas un tiempo para leerles historias bíblicas a los niños que forman parte de tu vida? Verás su emoción a medida se las lees, ya que estas son historias verdaderas, con lecciones vivas, impresionantes y siempre actuales.
- Los tesoros de la Biblia son encontrados por quienes excavan para buscarlos, por aquellos que leen y meditan en ella.
HG/MD
“Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que traza bien la palabra de verdad” (2 Timoteo 2:15).
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