Lectura: 1 Timoteo 3:1-10

La negativa de Rosa Parks en 1955 de dar su asiento de autobús a un hombre blanco en Montgomery, Alabama, fue un punto de inflexión en la lucha por los derechos civiles. Así que a mediados de los años 90’s, la sociedad se sorprendió cuando a sus 80 años de edad, Rosa fue robada y asaltada en su casa por un intruso. Poco tiempo después, un ciudadano reconoció al sospechoso gracias a una foto de la policía y con un amigo, retuvo al atracador de Rosa hasta que la policía pudo llegar a arrestarlo.

Sin embargo ser el centro de atención del público no algo fue bueno para este nuevo “héroe” que detuvo al asaltante.  Pues después de que él diera una entrevista en la televisión, los agentes del FBI lo reconocieron como un fugitivo de la ley.  Y lo arrestaron debido que había sido el conductor que ayudó a unos asaltantes de un cajero automático, hacia tan sólo unos pocos años antes del incidente “heroico”.

Este incidente ilustra la verdad de que el pecado no resuelto, puede robarle a una persona el honor de ser conocido por hacer el bien que haga en el futuro.  Es por esto que Pablo enfatiza en 1 Timoteo 3 lo importante que es para los líderes de la iglesia el tener una buena conciencia y un récord intachable de hacerle frente a su propio pecado.  Los que quieren ser conocidos por caminar con Cristo deben enfrentar y lidiar con cualquier cosa que pueda ensuciar ese honor.

Vivir con una buena conciencia no es sólo una obligación moral y espiritual. Es la única manera de ser capaz de caminar con Cristo como el centro de atención de un mundo que nos observa.

1. La misma Biblia nos dice que somos propensos a cometer pecados, lo que se espera de nosotros es seamos más rápidos para deshacernos de ellos reconociéndolos delante de Dios, de esta forma nuestro testimonio será confiable. (1 Jn. 1:8-10).

2. No puedes desechar tus pecados, hasta que estés listo a enfrentarte a ellos, pidiéndole la ayuda a Dios. (1 Jn. 2:1-6).

NPD/MDH