Lectura: 1 Samuel 13:7-15
Existe una verdad que puede ser difícil de aceptar: estamos donde estamos debido mayormente a nuestras elecciones.
En nuestra lectura devocional leímos cómo el rey Saúl se reusó a hacer las cosas a la manera de Dios, y debido a ello su vida empezó a complicarse cada vez más.
Ciertamente esto no solo le pasó a Saúl, esta triste realidad también nos pasa a nosotros más a menudo de lo que quisiéramos aceptar, sucede cuando decidimos hacer las cosas a nuestra manera y con ello nos empezamos a alejar de Dios. El pecado siempre nos aleja de Dios pues afecta nuestra comunión con Él.
Pero, la buena noticia es que Dios nos ama y está siempre cerca de nosotros. Su Espíritu señala el problema. Salmos 95:7-8 dice: “Si oyen hoy su voz, no endurezcan sus corazones…”, en otras palabras, podemos decir, si hay pecado en tu vida, ¡haz algo al respecto!”
Si quieres restablecer tu relación con Dios, entonces:
- No pongas más excusas, tan sólo reconoce la verdad y di: “Me equivoqué, yo lo hice” (Salmos 51:3-4).
- Confiesa tu pecado. Arrepiéntete, busca ayuda en Dios y acércate a otros que te apoyen para no continuar en tu error (Santiago 5:16).
- Trata de arreglar las cosas con las personas que han sido heridas por tu pecado (Lucas 19:8).
- Cuando te arrepientes de verdad, Dios te devuelve el gozo (Salmos 51:12).
Todo cuanto hace que Dios parezca distante se relaciona con el asunto del arrepentimiento, por ello debemos pedir que Dios nos conceda una auténtica disposición para arreglar nuestra relación con Él.
- Entonces, como primer paso reconoce tu error y arrepiéntete de él.
- Y segundo, con la ayuda de Dios, cambia la forma en la que equivocadamente estás viviendo y vive una vida plena con Él y con tus semejantes.
HG/MD
“El Señor no tarda su promesa, como algunos la tienen por tardanza; más bien, es paciente para con ustedes porque no quiere que nadie se pierda, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 Pedro 3:9).