Lectura: Ezequiel 18:1-9

En todo proverbio popular existen advertencias que a veces suelen ser difíciles de detectar.  Como bien sabemos los proverbios nos cuentan principios generales, casi ninguno se refiere a verdades absolutas y se pueden llegar a utilizar de mala forma.

Por ejemplo, un proverbio muy conocido dice: “De tal palo tal astilla”, pero la interpretación dependerá de quién lo dice y por qué lo dice.  Hay cierta verdad en este dicho, pero cuando una persona lo cita para justificar los errores y problemas en los cuales se ha enredado, este proverbio sirve como excusa para hacerse la víctima.

En nuestra lectura devocional leímos como el profeta Ezequiel quería que los israelitas cautivos en Babilonia regresaran no sólo a sus hogares, sino más importante aún, que regresaran a Dios.  Fue una labor muy difícil y la gente respondía usando un refrán de su época: “Los padres comieron las uvas agrias, y los dientes de los hijos sufren la dentera (acidez)”.

Este refrán culpaba de su cautividad a la generación anterior.  En otras palabras ellos decían: “no puedes estar hablando en serio Ezequiel, nos pides que nos arrepintamos pero la culpa de todo lo que nos pasa es de nuestros padres, ellos se comieron las frutas y a nosotros nos dolió el estómago, ahora estamos sufriendo las consecuencias”.

Así que Dios les aclaró su error a través del profeta Ezequiel: “nunca más habrán de pronunciar este refrán en Israel” (Ezequiel 18:3).  Cada persona es responsable de sus propias acciones, es por ello que Dios añadió lo siguiente: “…la persona que peca, esa morirá” (v.4).  Y luego dijo, que si alguno: “camina según mis estatutos y guarda mis decretos para actuar de acuerdo con la verdad, este es justo. Este vivirá…” (v.9)

  1. Los proverbios populares son herramientas muy buenas para enseñar lecciones sencillas, pero si en realidad quieres tener verdadera sabiduría lee Su Palabra (2 Timoteo 3:16).
  2. Esta es una buena prueba para saber cómo está tu carácter, pregúntate: ¿A quién culpas cuando te equivocas?
  3. La sabiduría es uno de los mejores regalos de Dios. Utilizarla de forma apropiada debe ser uno de nuestros regalos para Él.

HG/MD

“Toda la Escritura es inspirada por Dios y es útil para la enseñanza, para la reprensión, para la corrección, para la instrucción en justicia” (2 Timoteo 3:16).