Lectura: Salmos 25:4-15

Los teléfonos inteligentes con innumerables funciones vinieron a cambiar la forma en la cual interactuamos; por ejemplo, su función de ubicación la cual utiliza la red de satélites de posicionamiento global mejor conocido como GPS por sus siglas en inglés, nos permite conocer nuestra ubicación con un margen de exactitud de unos pocos metros.  Esto prácticamente eliminó aquellos problemáticos mapas con los cuales era muy fácil confundirse, o las direcciones inexactas que muchas personas tienden a indicar.

En la actualidad existen Apps que en solo segundos nos trazan la mejor ruta para llegar desde el lugar donde nos ubicamos, hasta el lugar donde queremos ir.  En un sentido real, es una “guía de lo alto”.

Pero esta información es útil tan sólo si la persona que la utiliza cree y se deja guiar; ninguno confiaría en una App de viaje que le indique: “Error, no es posible conectarse al satélite, mejor pregunte a la primera persona que vea en el camino”.  O de que le serviría a alguien, si cuando está perdido, decide no encender su teléfono inteligente para verificar donde está, o si dice “Sé que voy hacia el oeste”, cuando en realidad va hacia el sur.

De esta misma forma, Dios nos ha provisto una guía de lo alto que se llama Biblia, y sólo nos beneficia si en verdad confiamos en lo que ella dice; tal como expresa Salmos 25:9-10 “Encaminará a los humildes en la justicia y enseñará a los humildes su camino. Todas las sendas del Señor son misericordia y verdad para con los que guardan su pacto y sus testimonios”.

  1. Recuerda que la guía de lo alto le funciona sólo a los que aceptan la Palabra de Dios y siguen Sus instrucciones para este tiempo
  2. La pregunta que debemos hacernos no es tan solo ¿Dónde estamos?; sino también ¿a dónde vamos?

HG/MD

“Muéstrame, oh Señor, tus caminos; enséñame tus sendas.” (Salmos 25:4).