Lectura: Deuteronomio 29:14-29

El día en que 40 millones de servicios de localización quedaron fuera de línea, así como varias señales de Televisoras y otros servicios, quedaron como simples cuadrados de metal y pedazos de plástico inservibles, fue un día terrible para la sociedad norteamericana.  Era el 19 de mayo de 1998 cuando un fallo en el procesador del satélite de comunicaciones geoestacional Galaxy IV, salió de línea, cambiando su posición y alejándolo de la tierra. Esto produjo el fallo masivo en las comunicaciones que se extendió por días y las compañías afectadas tuvieron que invertir grandes sumas para normalizar sus servicios; negocios se perdieron, citas se retrasaron, todo esto porque un aparato dejó de estar en el lugar preciso  y momento indicado.

¿Cuántas personas se verían afectadas si tú o yo nos alejamos de Dios?  Normalmente no nos damos cuenta del alcance de nuestra influencia en otros, pero nuestra obediencia a Dios es vital debido a nuestro papel como partes fundamentales de nuestras iglesias, “Pues el cuerpo no consiste de un solo miembro, sino de muchos. Si el pie dijera: “Porque no soy mano, no soy parte del cuerpo”, ¿por eso no sería parte del cuerpo?  Y si la oreja dijera: “Porque no soy ojo, no soy parte del cuerpo”, ¿por eso no sería parte del cuerpo? Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo fuese oreja, ¿dónde estaría el olfato?” (1 Cor.12:14-17).  Y no olvidemos nuestro impacto ante el mundo que nos mira: “Tengan una conducta ejemplar entre los gentiles, para que en lo que ellos los calumnian como a malhechores, al ver las buenas obras de ustedes, glorifiquen a Dios en el día de la visitación.” (1 Ped.2:12).

En el Antiguo Testamento Dios también fue muy enfático con su pueblo al referirse a la forma en que debían comportarse: “No sea que haya entre ustedes hombre o mujer, familia o tribu, cuyo corazón se aparte hoy del Señor nuestro Dios para ir a rendir culto a los dioses de aquellas naciones. No sea que haya entre ustedes una raíz que produzca una hierba venenosa y ajenjo”.

  1. ¿Estás fuera de órbita? A diferencia de aquel satélite, tu situación si puede ser corregida de inmediato. Vuelve a Dios.  No sabes cuántas vidas se verán beneficiadas por tu sabia decisión.

 

  1. El verdadero arrepentimiento provoca que te alejes del mal y vuelvas a Dios. Recuerda las palabras del Maestro a la mujer que fue sorprendida en adulterio: “Vete y, desde ahora, no peques más” (Juan 8:11).

HG/MD

“Y Samuel respondió al pueblo: No teman. Ustedes han cometido todo este mal; pero con todo, no se aparten de en pos del Señor, sino sirvan al Señor con todo su corazón.” (1 Samuel 12:20)