Lectura: Génesis 39:1-10

Con tan sólo 16 años, el famoso pianista estadounidense Leon Fleisher, hizo su debut artístico en el Carnagie Hall junto a la orquesta Filarmónica de New York.  Luego de esto tuvo una extensa cantidad de éxitos, ganó una serie de concursos a nivel nacional e internacional y llegó a presentarse en las mejores salas de conciertos.

Sin embargo, todo su éxito tuvo un freno cuando tenía 37 años ya que enfermó de distonía, una enfermedad neurológica que como resultado le paralizó su mano derecha, luego de lo cual sufrió de una fuerte depresión; finalmente se dedicó a la enseñanza y a dirigir, ya que llegó a entender que amaba más la música que el piano.

Cuando lo que soñamos no se puede llevar a cabo por una determinada circunstancia, ¿cómo reaccionamos?  En nuestra lectura devocional, cuando José, el hijo favorito de Jacob fue vendido como esclavo por sus hermanos (Génesis 37:12-36).  Pudo haberse deprimido y caer en la auto compasión; no obstante, José permaneció fiel al Señor y lo reflejó por medio de su comportamiento.  En Génesis 39, aparece la frase: “Pero el Señor estuvo con José” (Génesis 39:2,3,21,23).  Su ejemplo provocó que aquellos a quienes servía en Egipto, reconocieran que Dios estaba con él.

Entonces, deberíamos preguntarnos: ¿Amamos a Dios más que a nuestros sueños?  Aunque posiblemente al inicio de su aventura en Egipto José pudo haberse lamentado por la situación en la que se encontraba; sin embargo, con sus acciones demostró que comprendía que todo lo que le estaba aconteciendo, era parte del maravilloso y muchas veces incomprensible plan perfecto de Dios para su vida, y en línea con esto él decidió cumplir con su llamado sin importar que en algún momento lo llevara a estar preso a causa de su inquebrantable fe, dejándose guiar por su amado Señor.

  1. El Señor anhela guiarte, ¿estás dispuesto a ser guiado por Él?
  2. ¿Amas a Dios más que a tus sueños? 

HG/MD

“El corazón del hombre traza su camino, pero el Señor dirige sus pasos” (Proverbios 16:9).