Lectura: Colosenses 3:12-17
La música es importante para los seres humanos porque causa un impacto en el bienestar emocional, la salud física, el desarrollo cognitivo y la identidad social. Permite expresar y gestionar emociones, libera neurotransmisores como las endorfinas que reducen el estrés y el dolor, y estimula el cerebro para mejorar la memoria y las habilidades de concentración. Además, la música fomenta la conexión social, contribuye a la construcción de la identidad personal y cultural, y tiene beneficios terapéuticos.
Por supuesto, la música está profundamente arraigada a nuestra alma. Además, para quienes somos seguidores de nuestro Señor Jesús, es un medio maravilloso de alentarnos unos a otros en nuestro camino de fe. Es por ello que el apóstol Pablo invita a los Colosenses a que se animen “… en toda sabiduría con salmos, himnos y canciones espirituales, cantando con gracia a Dios en su corazón” (Colosenses 3:16).
Entonces, cantar juntos al Señor incorpora el mensaje de su amor en nuestra mente y corazón, y ejerce un poderoso ministerio de enseñanza y estímulo. Ya sea que nuestro interior clame angustiado: “Crea en mí, oh Dios, un corazón puro” (Salmo 51:10), o que exclame con gozo: “Él reinará por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 11:15), el poder de la música que exalta a Dios eleva nuestro espíritu y nos da paz.
- Cantemos hoy y siempre al Señor.
- La música nos permite alabar a Dios cantándole sin importar cómo es nuestra voz.
HG/MD
“La palabra de Cristo habite abundantemente en ustedes, enseñándose y amonestándose los unos a los otros en toda sabiduría con salmos, himnos y canciones espirituales, cantando con gracia a Dios en su corazón” (Colosenses 3:16).





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