Lectura: Lamentaciones 3-5
Desesperanza. La encontré en un hombre amargado que me dijo: “No trate de convertirme ni ore por mí. Cuando muera, al único sitio a donde iré es 2 metros bajo tierra”.
Este hombre necesitaba esperanza. La gente como él, que está lista para renunciar a todo, la puede encontrar. Sólo está a una oración de distancia.
Un pastor se reunió con una madre de tres niños pequeños mientras visitaba un hospital. Su esposo estaba muriendo de las heridas que le produjo un accidente automovilístico, y ella no tenía a nadie a quien recurrir. Cuando el pastor le explicó el plan de salvación de Dios, ella escucho intensamente. Luego oró con él y depositó su confianza en Jesús. Aún no sabía cómo iban a salir las cosas, pero su oración de fe le había dado esperanza. Hoy, mediante nuevos amigos creyentes, Dios la está cuidando.
Acabamos de ver en Lamentaciones 2, que la situación parecía desesperada. Por las calles de Jerusalén se esparcían los cuerpos de victimas muertas por los babilonios invasores. No había alimentos para el pueblo que quedó. Los pocos que sobrevivieron atendieron el llamado del profeta al arrepentimiento y la oración. Sabemos que años después las cosas mejoraran y pudieron regresar del exilio.
En medio de las lamentaciones aparece un destello de esperanza, y al fin del libro también. Es una característica de las Escrituras, que siempre nos apuntan hacia la fe en Dios.
¿Parecen desesperadas las circunstancias en que te encuentras? No te rindas, mientras tengas una oración, tienes una verdadera esperanza.
1. ¿Dónde empieza Jeremías a orar a Dios? ¿Cuándo comienza a tener esperanza? ¿Qué nos enseña esto? ¿Cuáles atributos divinos le dan esperanza?
2. ¿Cuáles son los elementos de la oración que tú observas a lo largo del capítulo 3?
3. ¿Cómo explica el profeta la razón para el castigo tan devastador?
4. Al leer estos capítulos, aprendemos cómo deberían ser nuestras oraciones o peticiones: Mostrando primero nuestro arrepentimiento, y reconociendo nuestra necesidad de Dios. ¿Cómo inicia Jeremías sus peticiones? ¿Cómo termina sus peticiones? ¿En qué se estriban sus esperanzas? (Hebreos 12:5-10).