Lectura: 1 Samuel 14:1-14

Eran tiempos difíciles para los israelitas, estaban en medio de una cruenta guerra en contra de los filisteos, es por eso que Jonatán y su escudero decidieron hacer algo al respecto, se dispusieron a subir entre peñascos hasta llegar al campamento filisteo, estando convencidos de algo: “…pasemos al destacamento de esos incircuncisos. Quizás el Señor haga algo por medio de nosotros, porque nada impide al Señor salvar con muchos o con pocos” (1 Samuel 14:6).

Eran tan sólo dos hombres contra un ejército, y ante las palabras de Jonatán, su escudero respondió valientemente: “Haz todo lo que está en tu corazón; ve, he aquí que yo estoy contigo, a tu disposición” (v.7).

Dicho esto, y con la ayuda de Dios, derrotaron al enemigo (vv. 8-14). Debemos admirar a este valiente escudero, quien escaló los peñascos cargando con toda la armadura y se quedó con Jonatán, siguiéndolo por detrás y matando a todos los que Jonatán hería.

Hoy la iglesia necesita líderes fuertes que enfrenten a nuestros enemigos espirituales, pero no debemos dejar que lo hagan solos. Ellos necesitan la ayuda y el respaldo de todos los miembros de la congregación; fieles escuderos y escuderas como tú y yo, que estén dispuestos a unirse a ellos en la batalla contra el enemigo de nuestras almas.

  1. Debemos ser valientes y combatir lado a lado a nuestro verdadero enemigo Satanás.
  2. La vida cristiana no está hecha para vivirla sin compañía, necesitamos los dones y talentos de toda la familia de Dios para darnos aliento y esperanza, también para luchar la batalla espiritual cuando sea necesario.

HG/MD

“Su escudero le respondió: Haz todo lo que está en tu corazón; ve, he aquí que yo estoy contigo, a tu disposición.” (1 Samuel 14:7).