Lectura: Josué 3:9-17
Mientras descansaba al lado de la piscina, pude ver una escena familiar que me llamó mucho la atención; se trataba de una pareja con su pequeña hija quien parecía no saber nadar y encontrarse en el proceso de sentirse cómoda en el agua.
Su papá la esperaba a unos pasos dentro de la piscina con los brazos extendidos. La niña vacilaba si se alejaba de los brazos de su mamá, y en ese momento pude percibir las preguntas a través de sus ojos: “¿Me sostendrás? ¿Qué pasará si se me hunde la cabeza?”
Estas y otras preguntas eran las que probablemente se hacían los israelitas antes de cruzar el río Jordán. ¿Podían confiar en que Dios continuaría protegiéndolos luego de cruzar? ¿Estaba Dios guiando a Josué, su nuevo líder, como había guiado a Moisés? ¿Los ayudaría el Señor a derrotar a los amenazadores cananeos que vivían del otro lado del río?
Y por supuesto, para obtener las respuestas a estas preguntas tenían que probar su fe mediante una acción: “… partió de sus tiendas para cruzar el Jordán, y los sacerdotes iban delante del pueblo llevando el arca del pacto” (Josué 3:14). Poner en práctica su fe les permitió ver que Dios estaba con ellos, que seguía dirigiendo a Josué y que los ayudaría a establecerse en Canaán (Josué 3:7, 10, 17).
Si enfrentas una prueba de fe, puedes avanzar confiando en el carácter de Dios y en la infalibilidad de sus promesas. Depender del Señor te ayudará a dar un paso hacia donde Él desea que estés.
- Tal y como lo has comprobado Dios ha estado contigo durante todo este año que ya está por terminar, así que agradece por Su cuidado y protección.
- Ahora es tiempo de aceptar con determinación los nuevos desafíos y aventuras que enfrentarás en el año que está a punto de comenzar, es un paso de fe, pero puedes estar seguro de que Dios estará contigo todo el camino.
HG/MD
“Y también oren por mí, para que al abrir la boca me sean conferidas palabras para dar a conocer con confianza el misterio del evangelio por el cual soy embajador en cadenas; a fin de que por ello yo hable con valentía, como debo hablar” (Efesios 6:19-20).