Lectura: Deuteronomio 6:4-12

Amanda y José querían enseñarle una lección a sus tres pequeños hijos, pues sentían que ellos empezaban a mostrar poco agradecimiento por lo que tenían; gracias a Dios ambos gozaban de buena salud y trabajos, y en general no les faltaba nada, pero querían algo mejor para el corazón de sus hijos.

Así que un día antes de que todos se levantaran, ambos empezaron a colocar lazos de regalo en todo lo que encontraban: llavines de puertas, interruptores de luces, la refrigeradora y el grifo del agua; y en cada lazo colocaron un pequeño papel que decía: “Es fácil dar por asegurados algunos de los regalos de Dios. Él es demasiado bueno con nuestra familia, así que no olvidemos de quien vienen todos estos regalos”.

En nuestra lectura devocional, leímos que, en la conquista de tierras y ciudades, existían muchas cosas que en realidad ellos no habían edificado, ni cuidado (Deuteronomio 6:10), y esos lugares tenían: “casas llenas de todo bien que tú no llenaste, con cisternas cavadas que tú no cavaste, con viñas y olivares que tú no plantaste…” (v.11).

Debido a que esto podía enviar un mensaje equivocado de relajamiento y merecimiento, Dios inmediatamente les aclaró: “y cuando hayas comido y te hayas saciado, entonces ten cuidado; no sea que te olvides del Señor que te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de esclavitud.” (vv.11-12)

En estas épocas de excesos y celebraciones, es fácil olvidar y creer que nos merecemos todo lo que tenemos, así que no perdamos nuestro enfoque, Dios es la verdadera fuente de todas nuestras bendiciones, sean grandes o pequeñas.

  1. Gracias Señor por todos tus regalos inmerecidos y en especial por tu regalo de salvación.
  2. Piensa por un momento en 3 bendiciones en tu vida, agradece por ellas y trata de llevar a cabo tres acciones que sean de bendición para alguien más, es ideal que sean para personas que no puedan devolverte a ti la bendición que les has entregado.

HG/MD

“Acerquémonos ante su presencia con acción de gracias; aclamémosle con salmos” (Salmos 95:2).