Lectura: Efesios 6:13-21
Una de las cosas que los niños y niñas odian cuando están aprendiendo a manejar su bicicleta, es tener que ponerse el equipo de protección: el casco, las coderas, las rodilleras.
Al inicio, tener que usar su bicicleta con todo ese equipo puede ser algo difícil o incómodo, pero con el tiempo esas protecciones se convierten en un amigo cercano que brinda un resguardo ante caídas o lesiones más graves, ya que el equipo está diseñado para proteger contra los peligros de la calle, y con la primera caída sin ellos, se dan cuenta de su importancia.
Como creyentes en Jesús también estamos enfrentados a peligros, más que los que enfrentamos al salir de nuestra casa, nuestro enemigo es hábil y está siempre en la búsqueda de cómo hacernos caer, e incluso más que eso destruirnos. Es por ello que debemos de dar gracias a Dios porque nos ha provisto de protecciones, instándonos a usarlas para enfrentar la batalla espiritual.
En nuestra lectura devocional leímos parte del capítulo 6 a los Efesios, en el cual leemos: “…tomen toda la armadura de Dios para que puedan resistir en el día malo y, después de haberlo logrado todo, quedar firmes” (v.13). Luego de esto, el apóstol Pablo nos hace una descripción breve de nuestro equipo de seguridad celestial, nuestra armadura, la cual está compuesta de: casco, coraza, escudo, espada, cinturón y calzado.
Este equipo de seguridad sólo es eficaz si lo usamos apropiadamente, al principio, quizás podamos sentirnos incómodos, pero con el tiempo formarán parte de nuestra vida; así que la Fidelidad a la Palabra (v. 17), oración (v. 18) y testimonio (vv. 19-20), deben ser parte esencial de nuestra vida diaria.
- La armadura está ahí lista para que la usemos, vistámonos cada día con ella.
- En la batalla de la fe, siempre habrá peligros que serán apropiadamente enfrentados si usamos la armadura de Dios.
HG/MD
“Por esta causa, tomen toda la armadura de Dios para que puedan resistir en el día malo y, después de haberlo logrado todo, quedar firmes” (Efesios 6:13).