Lectura: 1 Tesalonicenses 5:12-18

Podemos cometer el error de creer que nuestra relación con Dios depende solamente de una estricta planificación, que contenga horarios y toda una serie de reglas que debemos cumplir para estar más cerca de Él.

Nuestros tiempos con Dios deben entremezclarse con otros momentos de nuestras vidas, de tal manera que podamos estar realizando una actividad cotidiana que forme parte de nuestro itinerario, como por ejemplo ir a nuestro trabajo, estar con nuestros compañeros de clase o en el centro comercial, y al mismo tiempo actuar de acuerdo con nuestros principios cristianos, podemos hablar con Dios en cualquier momento; de eso se trata la oración sin cesar (1 Tesalonicenses 5:17) que el apóstol Pablo les recomendaba a sus lectores.

Este es un recordatorio útil, ya que, a veces, tendemos a estructurar nuestra vida, pensando que ese es el único camino para hacer las cosas.  Quizás tendemos a orar solamente en las reuniones de la iglesia, en los grupos pequeños de estudio bíblico, en las reuniones familiares o en nuestro tiempo devocional personal. Pero ¿qué sucede durante las horas que no estamos haciendo actividades “espirituales”?

Orar en el trabajo no significa que tenemos que caer de rodillas con las manos entrelazadas y orar en voz alta, sino que podemos poner delante de Dios y a lo largo del día, las decisiones laborales y las relaciones interpersonales.

No estoy diciendo que debemos olvidar los buenos hábitos de tener un plan para crecer en nuestra relación con Dios, lo que estoy compartiendo es que no debemos poner como excusa esos hábitos desaprovechando las oportunidades únicas que tenemos para pasar tiempo con Él, o compartir con otros su maravilloso mensaje de salvación, debe haber un espacio para la espontaneidad y la creatividad en nuestra relación con Dios.

  1. Sin importar donde estemos y sea lo que sea que hagamos, el Señor quiere formar parte de ello, no seamos creyentes sólo de fin de semana.
  2. Cuando la oración entra en cada aspecto de nuestra vida, ¡quién sabe lo que Dios puede llegar a hacer para su gloria!

HG/MD

“Oren sin cesar” (1 Tesalonicenses 5:17).