Lectura: Filipenses 3:8-16

Me gusta jugar baloncesto, y una vez vi uno de esos videos instructivos sobre cómo mejorar la técnica de tiro a la canasta; sin embargo, luego de dos minutos de verlo, no pude más, el supuesto instructor empezó a dar un sin número de pasos antes de lanzar la pelota, que incluía velocidad, ángulo, fuerza, distancia, era demasiada información.

Si bien no soy el mejor de los jugadores, los años me han enseñado algunas lecciones; cuánto más piensas en el instante del lanzamiento, menos probabilidades tienes de que salga bien.  Es necesario simplificar el proceso mental y enfocarse en lo importante, apuntar bien y anotar.

En los deportes y en la vida, debes prestar mucha de tu atención a las cosas que en realidad son valiosas e importan.

En la carta a los Filipenses, Pablo describe cómo se relaciona esto con el creyente.  En lugar de estar distraído en cuestiones con poco significado, hay que concentrarse en lo primordial: “…una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está por delante, prosigo a la meta hacia el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Filipenses 3:13-14).

  1. ¡Una cosa hago!  En un mundo lleno de distracciones, es vital, que como hijo e hija de Dios no pierdas tu enfoque, y no hay mejor lugar donde prestar tu atención que en Jesús.
  2. ¿Es Jesús lo más importante en tu vida?

HG/MD

“Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado. Pero una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está por delante, prosigo a la meta hacia el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Filipenses 3:13-14).