Lectura: Juan 7:37-39

Es un hecho que la ciudad de México se está hundiendo, cualquiera que visite esa ciudad y camine al lado de algunos de sus edificios monumentales como lo es el Palacio Nacional, podrá ser testigo de esta situación.  Este edificio ha tenido que ser reforzado en los últimos años para evitar su destrucción prematura.  La ciudad se ha hundido unos 10 metros en el último siglo.

¿Te está sucediendo algo similar espiritualmente?  ¿Has dado tanto a otros, que tu energía se ha agotado y te sientes desanimado, sin fuerzas y sin inspiración, tanto así como si te estuvieras derrumbando poco a poco?  Lo que empezó como un impulso de servicio y que te movió a ayudar a los demás y dar lo mejor de ti, ahora te agobia y te sientes como si estuvieras perdido en medio del desierto, sin un oasis cerca de donde estás.

El Señor Jesús nos dijo: “…Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.  El que cree en mí, como dice la Escritura, ríos de agua viva correrán de su interior.  Esto dijo acerca del Espíritu que habían de recibir los que creyeran en él…” (Juan 7:37-39).  El suministro de agua viva va a ser constante y la satisfacción plena, no un chorrito delgado, sino ríos de agua viva producidos por la presencia del Espíritu Santo, esto está reservado para todos los que confían en Él.

¿De qué estás sediento? ¿Necesitas del perdón y la paz que solo Dios puede proveer?  ¿Necesitas que Dios vuelva a llenar el tanque de tu corazón servicial y así poder continuar con tu ministerio?  En algunas ocasiones el problema reside en que queremos mantenernos con nuestras propias fuerzas, lo cual siempre es insuficiente.  Debes aceptar el refrigerio, satisfacción y paz que sólo Dios puede proveer; habla con Él, explícale tus necesidades y deseos, pídele que te guie por el camino que debas seguir.

  1. El Señor te está invitando a que deposites en Él todas las dudas y anhelos de tu corazón.
  1. Sólo Jesús puede satisfacer la sed que todos tenemos de Dios.

HG/MD

“El que cree en mí, como dice la Escritura, ríos de agua viva correrán de su interior” Juan 7:38