Lectura: Isaías 8:11-18
Durante el caos causado por protestas en una gran ciudad, un video informativo de televisión mostraba a un hombre que apuntaba a los saqueadores que estaban destruyendo todo dentro y fuera de las tiendas. El hombre gritó con angustia: “¡Lo que están haciendo es un robo! ¿No tienen alguna moral? ¿Es que no creen en Dios?”
El profeta Isaías hizo una observación similar. Los israelitas hicieron lo impensable, habían caído en las mismas inmoralidades que cometían sus vecinos paganos. Además, habían hecho un tratado con Asiria en vez de confiar en el Señor para protegerlos de sus enemigos (2 Rey. 16:1-9).
Isaías dijo que estaban preocupados por las cosas malas. En lugar de temer a sus enemigos, deberían haber estado pensando en el Señor (Isaías 8:12-13). El Señor prometió que Él sería un santuario para aquellos que depositaran su confianza en Él. Pero para aquellos que rechazaron su oferta, él vendría a ser “una piedra de tropiezo” y “una trampa de cazador” (v.14).
Nosotros, los que profesamos la fe en Cristo debemos asegurarnos que Dios es el único al que tememos. Cada vez que nos unimos a otros en sus pecados o nos comportamos como si tuviéramos miedo de ofenderlos, los que nos observan nos preguntarán: “¿Es que no creen en Dios?”
1. Nuestro desafío es el temor del Señor por encima de todos los demás, y demostrarlo en lo que hacemos y decimos.
2. Un amigo de Dios, será un extraño para el mundo.
NPD/HVL