Lectura: Salmo 119:89-96

Se dice que uno de los descubrimientos más importantes de la arqueología bíblica de los últimos 80 años se dio en las cuevas ubicadas en la zona de Qumrán, Israel; se trata de los Rollos del Mar Muerto descubiertos en 1947.

Los manuscritos encontrados son las copias más antiguas que se conocen de los libros clave del Antiguo Testamento. Un hecho que a menudo se repite sobre lo trascendental de este descubrimiento, es que luego de más de 2000 años el texto de la Biblia hebrea, que es el Antiguo Testamento cristiano, permaneció virtualmente inalterado.

Los discípulos de Jesús creemos que la Biblia es la eterna e inmutable Palabra de Dios, consideramos que esta extraordinaria preservación no es una simple coincidencia. El salmista escribió: “Para siempre, oh Señor, permanece tu palabra en los cielos.  Por generación y generación es tu fidelidad” (Salmo 119:89-90). Jesús dijo: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” (Mateo 24:35).

Por supuesto, la Biblia es más que una reliquia histórica o un libro de moralejas. Es la Palabra de Dios viva y poderosa (Hebreos 4:12), donde encontramos al Señor y descubrimos cómo honrarlo y vivir para Él. “Nunca jamás me olvidaré de tus ordenanzas” —concluye el salmista—, “porque con ellas me has vivificado” (Salmos 119:93).

  1. ¡Qué privilegio tenemos de buscar a Dios en su admirable Palabra cada día!
  2. Si aún no tienes el hábito de leer la Biblia diariamente, hoy puede ser un buen día para empezar.

HG/MD

“Nunca jamás me olvidaré de tus ordenanzas porque con ellas me has vivificado” (Salmos 119:93).